domingo, 10 de mayo de 2009

La balanza que pesa lo que existe

Me acordé de aquella máxima periodística que dice que noticia no es que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre muerda a un perro cuando el otro día, a principios de semana, leí en la contraportada del periódico -la segunda página más importante- que la camarera de un bar de Ourense había devuelto un bolso con casi mil euros que un cliente se había dejado olvidado en el local. Leí esa historia convertida en noticia y me preocupé.
Me he vuelto a acordar del hombre y del perro cuando esta mañana, con el periódico de nuevo en las manos, he descubierto en una página par, en la parte inferior y a dos columnas una historia que vi ayer en televisión: la de un hombre que persiguió en coche a su ex pareja, que chocó contra el vehículo de ella para detenerla, que la sacó arrastrada, la apuñaló en el cuello y dejó herido de gravedad a un motorista que acudió a socorrerla.
Pensando en una y otra noticia, me acordé de pasada del profesor Neira y de los centenares de páginas y minutos de televisión que se le han dedicado en los últimos meses y me ha venido a la cabeza también, sin remedio, una historia que leí a mediados de semana mientras iba a trabajar en autobús. La protagoniza un niño huérfano de mes y medio llamado Jean Joseph Loua y termina así:

"Al amanecer Vèronique ha venido a casa. Me ha dicho que Jean Joseph ha muerto hace dos horas, a las cinco de la madrugada, en sus brazos.
No hay mucho más, ella ha regresado a Gouecké a ocuparse de los otros diecisiete niños, yo me he sentado a escribirte y después saldré para el campo de refugiados. No sé por qué te lo he contado, una escena parecida sucede cada día en algún lugar del mundo, no explica nada, no pretende nada, sólo puede adensar tu tristeza, y eso no es bueno. Pero verás, en ningún sitio quedará registrado que Jean Joseph Loua nació, vivió y murió, no hay papeles que recojan su nombre ni padres que le lloren, nadie, apenas ha alterado la balanza que pesa lo que existe: por eso he querido que compartas conmigo la gloria de haber participado unas horas en su vida, el desconsuelo inmenso de no tenerle en la mañana".

Gonzalo Sánchez-Terán,
El silencio de Dios y otras metáforas
(Nota: también he visto esta semana en el
periódico que estos días ha estado por
aquí)

2 comentarios:

pau dijo...

Es verdad, ha estado por aquí y nos lo hemos perdido. Me vuelve a conmocionar este texto, Jean Joseph Loua. Es verdad todo lo que dices. Gracias por decir estas cosas así.

María B. dijo...

Yo, la verdad, es que también me quedé un poco chafada al ver que había estado.
Me quedan por lo menos las pildoritas de su libro, que voy consumiendo poco a poco -como me prescribiste- para poder resistirlo. Gracias de nuevo.