domingo, 20 de diciembre de 2009

Un Belén de modistilla


Hay dos cosas, al menos, que envidio de los católicos: una es la confesión, esa amnistía general que se inventaron para liberar la conciencia y el alma del lastre de la culpa y que, como la magia, sólo funciona si uno cree; la otra cosa es la Navidad.
Sin fe y con propensión natural al mal, he tenido que buscar un método para que mis culpas cotidianas no me hundan como pies de cemento, así que no me ha quedado otra que intentar portarme bien desde la mañana para que cuando llegue la noche no tenga demasiado de lo que arrepentirme.

Lo de la Navidad, sin embargo, no lo perdono y, aunque sea sólo un cuento católico, es un cuento ciertamente hermoso al que me gusta volver. Por eso este año he buscado entre mis bolsas de retales y con un pedazo de tela de aquí, otro de allá, unos ovillos de lana, botones y alfileres me he montado un Belén de modistilla que he rematado con una estrella de cinta métrica y un palo de brocheta a modo de bastón. Me ha quedado una María muy flamenca, un José que más que carpintero parece un genio loco y un niño risueño y cabezón. Un nacimiento tan improvisado, al menos, como cuenta el cuento que fue aquel parto de Belén. Quien no recuerde la historia, que la relea. Si no, que la escuche.
Aquí la canta Berrogüetto. Se llama Nadal de Luintra.

5 comentarios:

Ana Ballesteros Pena dijo...

¡Pero qué artista estás hecha! Un bico e feliz luns

María B. dijo...

Cuando tú quieras, guapa, te hago cualquier muñegote.
Bicos virtuales hasta Nochebuena.

pau dijo...

Buenísimo! beijinhos... virtuais mais uma vez.

Anónimo dijo...

Precioso Belén María.
Como nuestros ancestros celebraban el solsticio de invierno - que marcaba la victoria de la luz sobre las tinieblas-, nosotros conmemoramos aquella historia que nos renueva la ilusión en los seres humanos. “Pasarán los días oscuros, volverá la luz y con ella una nueva primavera.”, a mi me parece que dice la historia.
Una mirada ilusionada de un niño en navidad, o un humilde belén de modistilla como el tuyo, son como ese fugaz rayo de sol que buscamos entre las nubes, con la ilusión de calentar nuestro viejo corazón y contagiarnos de su cantarina alegría.

Un besiño muy fuerte. Manu
fulabill

María B. dijo...

Muchas gracias, Manu, y felicísimo año!
Nos veremos pronto.
Un bico