viernes, 1 de enero de 2010

Propósitos

Acabar el año es un regalo. No por los doce meses vividos, una satisfacción imposible cuando el que se acaba es, por ejemplo, un año para olvidar. Acabar el año es un regalo porque supone otra oportunidad para vivir mejor, para reformular esperanzas, para enderezar caminos que durante los meses precedentes quizá se han torcido. Acabar el año es el regalo de empezar uno nuevo: limpio, entero y sin ningún tachón.

Ese año en blanco, que como una libreta nueva parece que está pidiendo planes y propósitos escritos con buena letra, genera a veces el mismo entusiasmo vital, la misma revolución interna y silenciosa, que a mí me provocan algunos libros, da igual que sean novelas, ensayos o, incluso a veces, poesía.

El que ha logrado eso ahora, justo cuando empieza el año, ha sido Daniel Pennac y lo ha hecho con un libro que escribió hace casi dos décadas y que, hablando a su vez de libros y de lectores, funciona como un revulsivo para la vida. Como una novela es una obrita breve que enseña y anima a hacer a niños y jóvenes uno de los regalos más grandes y duraderos que recibirán nunca y que recuerda a los mayores que lo han recibido ya que leer es una de las formas más eficaces de ensanchar, intensificar y exprimir nuestro paso por esta tierra efímera donde el tiempo muere y nace con sólo comer doce uvas. Parte del secreto es éste:

“El tiempo para leer siempre es tiempo robado. (Al igual que el tiempo para escribir, por otra parte, o el tiempo para amar) […] El problema no está en saber si tengo tiempo de leer o no (tiempo que nadie, además, me dará), sino en si me regalo o no la dicha de ser lector”.



5 comentarios:

pau dijo...

Ese libro es increíble. Adoro a Pennac. Has leído sus novelas? Es fantástico y extraño.
Pues sea: un año más. A comenzar sin tachones, con buena letra.

María B. dijo...

Non lin, mais lerei.
A ver se nos picamos un pouco este ano e escribimos algo de proveito fóra da blogosfera, ainda que teñamos logo moito que tachar. Haberá que poñerse a iso...
Bicos.

Xosé dijo...

Tes un agasallo perenne coa túa facilidade para poder ler, non exenta de sacrificio. Os propósitos falos realidade cunha facilidade pasmosa, como exempro sirva a estrea desta nova libreta en branco. Tentaréi seguir o teu exempro para que os meus non queden en propósitos.

Anónimo dijo...

Hola María, me alegro mucho por los propósitos.
Los propósitos u objetivos, hay que empezar por escribirlos y no dejarlos solo para nosotros como cuando dudamos de nuestra voluntad y no queremos ser controlados si fallamos. Deberíamos publicarlos en el periódico para que todo el mundo lo sepa, e incluso mandarle un correo certificado a todos los amigos, con acuse de recibo y declaración jurada de que nunca nos incitarán a tirar la toalla o a tentarnos con un cigarrillo de nada. Y si es buen amigo –porque en todo propósito como en todo viaje precisamos compañeros- confiará en nosotros y nos alentará como nosotros le animaremos procurando mantener viva la esperanza. Pero los objetivos también requieren un plan estratégico. Hay que analizar y anotar los pros y los contras, sopesar y evaluar los recursos.- Los propios y los ajenos- no debemos descuidar las señales de alerta. Tenemos que estar prestos a actuar ante las potenciales amenazas a nuestros propósitos. En definitiva, los objetivos tienen que ser sostenibles y viables. No debemos torturarnos con objetivos imposibles o inalcanzables para la categoría y voluntad que nos otorgamos.. .


Como frecuentemente me siento vacilante, he optado últimamente por propósitos muy modestillos, entre ellos uno que tenemos que contarte pues quizás tu puedas apuntarte. El caso es que en el mismo sitio que queremos enseñarte, donde transcurren algunas historias y viven los bichos de los que te hemos contado, me hablaron de ti con mucho cariño. Me han dicho que quizás tu pudieras….que quizás seas la persona ideal para encargarse de un asuntillo…. pero ya te contaremos en persona..

Cuando puedas nos vemos, nosotros siempre estamos.

Feliz nuevo año Manu

María B. dijo...

Manu,
no sé para qué será, pero yo me fío de ti y me apunto sin saber. Ya me contarás...
En cuanto arranquemos el año ordinario, pasadas las fiestas, marcamos esa cita.
Un bico