domingo, 11 de mayo de 2008

¿Cuánto hace que no ves un caracol?

Si la respuesta es meses, años o no lo recuerdo, "deberías ver menos la televisión", como aconsejaba aquel breve espacio de La Bola de Cristal. "Tienes 15 segundos para imaginar...", decía una voz mientras aparecía en pantalla una imagen pixelada. "...si no se te ha ocurrido nada -añadía transcurrido el tiempo-, deberías ver menos la televisión". Y yo, que siempre me atrofiaba mientras iban goteando los segundos, me quedaba toda frustrada por mi falta de ingenio.

Lo del caracol puede llegar a ser igual de grave. Cuando me encontré éste la semana pasada salí corriendo a buscar la cámara como si hubiese descubierto un animal en peligro de extinción. Hacía mucho que no me cruzaba con uno y pasarme esos minutos -los que el bicho tardó en recorrer los veinte centímetros que lo separaban del seto donde se cobijó- observándolo me reconcilió un poco con el mundo y, sobre todo, con el tiempo. Ya está bien de ese corre corre, entendí que me decía. Y le di la razón. A veces para vivir de verdad hay que pararse a ver el cielo, a escuchar el mar o a oler el campo mojado.

2 comentarios:

pau dijo...

Pues me siento afortunada, todos los días veo algún caracol, y golondrinas y moscas... y gatos y pequeños gusanos y algún escarabajo, y flores de todos los colores y los fines de semana incluso veo ranas y peces de color naranja. Eso sí, casi nunca tengo tiempo de verlos pasar. Ayer mismo pensé que una rana estaría enferma por su quietud absoluto con el sol en la espalda.. era placer, el de la rana, y yo pensé que era doença! Cuando quieras te invito a ver caracoles...

María B. dijo...

Por suerte, todavía me queda ese territorio de caracoles, babosas, gallinas, maceiras, chuchameles, bichería varia y, sobre todo, muchas estrellas -de esas que están extinguidas en las ciudades- en el que me crié. Pero muchas gracias por la invitación. La anotaré en la libreta de emergencias, para cuando esté desesperada por ver el deslizar esforzado de un caracol y esté demasiado lejos de mi casa de niña.