
-El otoño me desborda los ojos con la lluvia, las hojas doradas, el mar plomizo y bravo.
-Me humedece el paladar porque trae consigo castañas, manzanas verdes, naranjas ácidas, caldos, sopas, ganas de estar acurrucadita en casa.
-Me repica en los oídos por la lluvia, de nuevo; tañe el Día de Difuntos, tan apacible, tan raro; resuena como el viento entre las hojas de los árboles, como hojas de libros suspendidos en las ramas, como campanas.
-Me cosquillea en la nariz con su olor a tierra, a hierba mojada, con su olor a puchero, a chocolate espeso y a calor de casa.
-Me estrecha entre lanas, me oculta bajo el edredón de plumas, me dice de dónde vine, una mañana de sol, en noviembre; me dice a dónde voy, como ese hombre tranquilo de la foto, con su perro en la playa.
-El otoño me...
...perdón, me acabo de dar una palmada en la frente y ya he reaccionado.
-El otoño, perdón de nuevo, me llena las teclas de cursiladas.
2 comentarios:
me confieso terrible y envidiosamente cursi. snif.
Me vi en la disyuntiva de borrarlo o de reírme un poco de la palabrería en la que me estaba enredando. Y me tuve que reír, claro. Cursi sólo me llamo a mí misma. Jeje.
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